New York (6): Por tierra, mar y aire

Hoy os propongo un plan irresistible, visitar New York por tierra, mar y aire.

  • New York por tierra: en bici por Central Park
  • New York por mar: navegando hasta Miss Liberty
  • New York por aire: emociones desde el helicóptero
¿A qué no podéis decir que no? Pues allá vamos!

New York por tierra: en bici por Central Park

31 de julio, 35ºC y un calor agobiante; perfecto para un paseo en bici por Central Park ;)

Alquilamos unas bicis cerca del parque a través de un chico que repartía flyers justo en frente de la tienda de Apple. Para hacerlo más interesante alquilamos 2 tándems y una normal. No hace falta decir que ninguno de nosotros habíamos montado en tándem hasta ahora, así que parecíamos unos catetos novatos hasta que le pillamos el tranquillo.

Qué hartón de sudar! Central park tiene 4 km de largo y 800 m de ancho, así que el paseillo fue caluroso durante un buen rato. 

La ruta es bastante llana y sin problemas exceptuando el final del parque en la zona de Harlem dónde hay una cuestecilla bastante puñetera y, a 35 grados, más. A parte de ese pequeño inconveniente, la ruta es fantástica y preciosa. Realmente vale la pena la sudada y el esfuerzo.

Aquí tenéis una muestra de la bicicletada, yo, como iba en la parte de atrás del tándem aprovechaba para ir haciendo fotos y vídeos intentando no matarme y salir volando en cada bache. 


Íbamos parando cada poco tiempo para comprar agua. Yo no sé la cantidad de litros de agua que nos llegamos a beber!

Primera parada: impresionante el gran lago Jaqueline Kennedy Onassis con el contraste de los edificios al fondo.




Parada obligada para reponer fuerzas y contemplar todos los tonos de verde del paisaje.



 Y nos encontramos con esta amiga



Las bicis sólo pueden circular por los caminos principales que rodean el parque y hay bajarse y dejarlas atadas para acceder a los caminos secundarios como el del Castillo Belvedere en medio de Central Park.


Vista desde el castillo Belvedere


En una de nuestras paradas obligadas para no deshidratarnos nos encontramos con una estampa típica de las películas americanas: unas niñas pequeñas (monísimas y rubísimas) vendiendo limonada y cookies en el parque a 1 € el vaso o galleta. Me pareció estar viviendo una película, esto aquí es imposible encontrarlo (Sanidad ya les hubiera multado y confiscado la limonada)


Puesto de avituallamiento
Sería imperdonable pasear por Central Park y no ir al Strawberry Fields para ver el mosaico en homenaje a John Lennon. Allí nos encontramos a un músico tocando justamente "Imagine" y fue muy emotivo todo el ambiente.



Aquí tenéis el vídeo del ambiente alrededor del mosaico de John Lennon y la música de Imagine de fondo por un músico callejero.


Otra de las paradas obligatorias en Central Park es la Great Lawn, una gran pradera verde donde tomar el sol, descansar o jugar, pero con la calor que hacía y un sol de justicia no apetecía demasiado y lo único que queríamos era bajarnos ya de las bicis, buscar un local con aire acondicionado y bebernos una cerveza bien fría.


En otras paraditas intermedias, aprovechamos para hacer el payaso, descansar, hacer unas cuantas fotos y escondernos del sol y el calor.




Realmente recorrer Central Park en bici merece mucho la pena pero con un día menos caluroso lo hubiéramos disfrutado mucho más porque el calor llegó a ser muy agobiante y acabamos empapados de sudor de arriba a abajo deseando soltar las bicis y meternos debajo la ducha, pero aun y así nos lo pasamos genial.

 New York por mar: navegando hasta Miss Liberty

Con el Citypass recogemos directamente los tickets para el ferry que nos llevará hasta la Estatua de la Libertad, la estampa más famosa de New York.  

El muelle está en Battery Park al sur de Manhattan, era primera hora de la mañana y no encontramos nada de cola en el embarque.


Las vistas desde el ferry alejándose de Manhattan no tienen precio y son espectaculares como podéis ver.



Y allí está Miss Liberty presidiendo New York desde su isla. Tiene 46 metros de altura o 93 si contamos el pedestal y fue un regalo de Francia. 

Los tickets para subir hasta la corona hay que comprarlos con semanas de antelación por internet porque el acceso hasta arriba está restringido a pocas personas, pero como no teníamos claro qué día íbamos a ir, pues nos quedamos sin subir porque estaban agotadas. Además, la subida hasta arriba es por una escalera estrecha con 354 escalones y, con el calor asfixiante que hacía, la verdad, tampoco apetecía mucho. Así que, nos dedicamos a observarla desde abajo.




De vuelta hacia Manhattan el ferry se detiene en Ellis Island, la isla por donde  antiguamente pasaban todos los inmigrantes antes de obtener el permiso para acceder a Nueva York. Allí pasaban controles sobre enfermedades, se les hacía un test con 29 preguntas y eran repatriados los que no cumplían con los criterios de admisión, aproximadamente un 2% de los llegados. Ahora, el edificio es el museo de la inmigración.

Nosotros decidimos no bajar del ferry y observar el edificio y la isla desde el barco


 Y volvemos a Manhattan y volvemos a deleitarnos con las vistas.




New York por aire: emociones desde el helicóptero

Si había algo que teníamos claro que queríamos hacer en New York, a parte de subir al One World Trade Center, visitar Central Park, visitar Liberty Island, subir al Empire... y otras tantas típicas visitas, era ver New York desde el aire, desde un helicóptero.

Compramos los tickets por internet antes del viaje en la empresa New York Helicopter y el precio es de 169 $ por 15 minutos de vuelo, pero realmente merece la pena. 

El helipuerto está en el Downtown, en el 6 East River Pier y al llegar nos encontramos con un helicóptero de los marines. Por un momento pensamos que nos íbamos a subir en él, pero no, al lado estaba el nuestro.





Las vistas desde el aire son espectaculares, a Laia le tocó al lado del copiloto y tuvo la mejor visión, pero desde cualquier posición las imágenes son increíbles. 

No hay sensación de vértigo, ni da miedo (y eso que yo soy bastante miedosa para todo) al contrario, es una sensación del todo agradable que te regala la vista con sensaciones increíbles.


Como era la última salida del día del helicóptero, el sol ya estaba muy bajo y se reflejaba en el mar creando estas bellezas de imágenes según la posición que nos encontrábamos.



 Nos faltaban ojos, cámaras y móviles para gravarlo todo.


Desde arriba se ve realmente la extensión tan enorme que tiene Central Park y como destaca su verde entre tanto cemento.



El helicóptero no sobre vuela Manhattan en sí, sube por el Hudson River hasta aproximadamente el inicio del Bronx, según el paquete contratado y vuelve por el mismo lado, pero aun así pudimos captar los edificios emblemáticos desde otra perspectiva.


El estadio de los Yankees también se ve claramente


Y, como no, el skyline de New York tan típico y tan espectacular, imposible de ver así si no es volando.



El tiempo de vuelo se pasa... volando :)

Cuando vas de vuelta al helipuerto crees del todo imposible que haya pasado ya el tiempo contratado, es increíble lo rápido que se pasa, e incluso tuvimos que mirar el reloj para comprobar que realmente no nos habían estafado unos minutillos, pero no. Así que tuvimos que volver a poner los pies en el suelo y volver a la tierra.


Para que os hagáis una idea del viajecito aquí tenéis una pequeña muestra. Feliz viaje!



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